Por parte de la familia se dice que deben proporcionarles un ambiente de confianza y seguridad en el que se sientan libres de exponer sus dudas e incluso, hasta encontrar refugio cuando por un descuido propio de su inexperiencia han estado expuestos al uso de alguna sustancia nociva.
Los padres deben informarse acerca de los daños que causan las distintas drogas y exponerla a los hijos. No podemos tratarlo como un tabú o simplemente conformarnos con decir ‘eso no se hace porque es malo o te podes morir’, sino que es necesario que conozcan los riesgos reales y que no quede tan sólo en una prohibición tajante, hay que informarlos y resolver sus dudas al respecto.
A pesar de influir con estos conocimientos y brindarles confianza a veces no se puede evitar que lleguen a consumir drogas. Y luego cuando escuchan sobre algún caso grave que llevó a la muerte o un poco menos peligroso se dan cuenta de la realidad y lo que estas sustancias les pueden causar y afectar en ellos.
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